jueves, 27 de junio de 2019

Educación y Constitución (segunda y última parte)


Filosofía, Sociología, Psicología y Pedagogía son las disciplinas que más han contribuido al debate y a las propuestas en materia de Educación, así como en su planeación e instrumentación, poniendo de relieve una diversidad de factores y problemáticas que han hecho de ella un campo de estudio altamente complejo y difícil. Desde hace buen tiempo, W. Jaeger demostró el sentido de los ideales antiguos sobre Educación y Cultura, provenientes de los antiguos grecolatinos, que enfatizaban la formación de “espíritu y el cuerpo” y de los valores “más altos”, cuestión que hoy se sigue concibiendo y practicando. Desde Rousseau, retomando la perspectiva de los enciclopedistas y, después de él, los pedagogos Pestalozzi, Herbart, Freinet, Montessori y Dewey proponiendo métodos de enseñanza-aprendizaje centrados en los educandos; Ausubel, Bruner o Piaget  construyendo métodos concretos para interpretar la interacción de las personas o educandos con su entorno y la asimilación de contenidos, esquemas y estructuras de conocimiento; en todos ellos han estado presentes, en forma tácita o explícita, las preguntas sobre ¿qué es educar? ¿cuáles son los fines y propósitos de la Educación? ¿primacía del desarrollo individual o del desarrollo social?
Los métodos y las preguntas, así como los autores y sus orientaciones, se han aparejado a la problemática de la masificación de la Educación, es decir, al conocido fenómeno de la escolarización extensa. Por supuesto, el núcleo de la relación educativa está dada por los maestros y los aprendientes, en el contexto amplio de los actuales sistema educativos nacionales que pueden adoptar formas federales, estatales, regionales, provinciales o municipales -a la par de formas centralizadas o descentralizadas de organización- debido a que desde la órbita político-constitucional se entiende que las políticas educativas las instituye el Estado y que, a su vez, la Educación cumple una función social de primer orden para la transmisión generacional de conocimientos, habilidades y destrezas, pero también de fines, valores e ideales, es decir, toda aquella sustancia cultural que se constituye a partir de la convivencia humana y la participación corresponsable de todos los que, de un modo u otro, nos interrelacionamos de manera activa o pasiva con las ideas y el intercambio de prácticas que implican recuperación, transmisión y asimilación de costumbres, tradiciones, historia, conocimientos y avances científicos, en espacios educativos donde sucede un poderoso, largo e innegable fenómeno de socialización.
En nuestro país, las cifras son contundente y las series históricas, así como la actualidad de la matrícula permiten la obtención de índices de cobertura educativa del grupo poblacional de 5 a 25 años de edad, para el análisis de la eficiencia terminal medida por su capacidad de egresar alumnos de ciclo completo, al tiempo de disminuir la deserción escolar, aumentar la retención escolar y prevenir la demanda de servicios educativos. Recordemos que la tasa de crecimiento de la matrícula escolar ha sido vista como logro, en tanto éxito de la política pública educacional -la “democratización” de la Educación- y como problema porque, indudablemente, la oferta educacional seguirá siendo deficitaria en el futuro. Cuestión de diseño e instrumentación de políticas públicas efectivas para garantizar este derecho humano ¿No?

jueves, 6 de junio de 2019

Educación y Constitución

El desarrollo del Estado Nacional, el crecimiento demográfico mundial y las nociones de igualdad, equidad y libertad de que se nutre hoy día la defensa de los derechos humanos, así como la consideración de los valores o principios democráticos como forma de vida, encuentran sus antecedentes desde el primer tercio del siglo XIX y, por supuesto, en el curso del siglo XX, al asumir la Educación como un derecho humano, constitucionalmente universal, a la vez de política pública fundamental y servicio público permanente, uniforme y continuo, que ha dado lugar a los actuales sistemas educativos nacionales, con un impensado y gigantesco crecimiento de instalaciones, niveles y modalidades educativas, que se refleja en la amplia matrícula escolar de prácticamente cualquier país, sobre todo de aquellos como el nuestro que se han mantenido clasificados largamente como naciones en vías de desarrollo. En México, por cuanto al vector político-jurídico, Melgar Adalid ha escrito que: “Todos los textos constitucionales de México, vigentes o no, producidos por conservadores o liberales, todos los planes políticos y las propuestas y ofertas de gobierno, se han referido al tema de la educación”; y, en efecto, así ha sido desde antes de la Constitución de 1824 y, por supuesto, en las Leyes Fundamentales de 1857 y de 1917. 
El tema es recurrente y conceptualmente diverso, porque, a tono con el contexto histórico de cada “momento” normativo o constitucional, se ha utilizado la noción estimada como más idónea, a saber: “enseñanza pública”, “educación de la juventud”, “instrucción pública”, en la Constitución de Cádiz de 1812; “instrucción”, en la Constitución de Apatzingán de 1814; “plan general de educación”, en el Plan de la Constitución Política de la Nación Mexicana de 1823; “ilustración” y “educación pública”, en la Constitución de 1824; “educación pública”, “primera educación” y “establecimientos de instrucción”, en las Leyes Constitucionales de 1833; “enseñanza libre”, en la Constitución de 1857; educación “libre”, “gratuita” y “laica”, desde hace más de cien años en la Constitución de 1917; educación “obligatoria”, “laica”, “gratuita”, “métodos educativos”, “organización escolar”, “infraestructura educativa”, “idoneidad de docentes” y “sistema nacional de evaluación educativa”, con las reformas de 2013; yuniversal, inclusiva, pública, gratuita y laica”, “sistema integral de formación, de capacitación y de actualización”, “evaluaciones diagnósticas”, y “Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros en 2019. Si la Educación se aprecia como una inversión humana de gran calado y efectos reales y se le concibe como “vacuna” para la mejora social o como franca acción de “cura” colectiva en el plano más general de la cultura y del desarrollo humano, se debe en buena medida a que, indiscutiblemente, la Educación es un campo que en términos teóricos y sociales cobró un impacto universal durante el curso del siglo XX, estructuralmente acentuado por su relación con el desarrollo económico, tanto el de orden nacional como el de características supranacionales. Educación y escuela están actualmente garantizadas en las 194 constituciones nacionales existentes en el mundo; y tampoco nadie discute ya que la Educación puede ser formal (en la escuela), no formal (métodos de enseñanza abierta) e informal (la que sucede todos los días, derivada de la convivencia familiar, grupal, comunitaria o social) …Seguiremos.

Benito Juárez, vida, obra y legado

      El 21 de marzo se conmemora el natalicio de Benito Juárez, cuyo papel en la formación y consolidación del Estado mexicano es innegable...